El emprendedor en el país de la economía
- Priscila Terrazas
- 15 ene 2018
- 3 Min. de lectura

La actividad económica está sobre todo en manos de emprendedores, grandes y pequeños. Son ellos los que construyen el progreso económico: desarrollan nuevos productos con miras a nuevos mercados, diseñan nuevos instrumentos de financiamiento, generan estrategias de comercialización, invierten su capital y esfuerzo detrás de su creatividad para desarrollar un proyecto. En síntesis: actúan como el motor de la economía.
Para explicar los dos pilares de la economía se debe tener en cuenta las leyes de la utilidad marginal, estás explican el valor de las cosas combinando los conceptos de utilidad y escases: nunca valoramos el conjunto de unidades que poseemos de un bien, sino aquella unidad “en el margen”, es decir la que estamos por entregar o la que esperamos recibir. Por ejemplo, si tenemos 3 bicicletas, no las valoramos en su conjunto sino a la tercera que podemos estar por vender o una cuarta que podemos estar por comprar.
Cuando adquirimos un bien, la primera unidad que tenemos la valoramos siempre más que una segunda unidad, y está más que una tercera. Este fenómeno, llamado la ley de la utilidad decreciente, se debe a que esa primera unidad que obtenemos estará dirigida a satisfacer la necesidad más importante que tengamos en ese momento, una segunda unidad será destinada a satisfacer una necesidad menos importante, y así sucesivamente.
Veamos esto con el tradicional ejemplo del peregrino que va por el desierto, muy sediento, y llega a un oasis donde un beduino le ofrece jarras de agua. La primera la dedicará a satisfacer la necesidad más imperiosa, supongamos que sea aplacar su sed. La segunda cubrirá una necesidad un poco menos urgente; digamos, refrescar la cabeza. Una tercera jarra se dedicará a llenar la cantimplora para tener agua durante el resto del viaje, una cuarta a refrescar el cuerpo. (Krause, 2011)
De este principio se deriva una ley fundamental de la economía: la ley de la demanda, que expresa el menor sacrificio que estaríamos dispuestos a hacer para obtener una unidad adicional del bien en cuestión (o, en términos de precios, lo que estaríamos dispuestos a pagar por él). (Krause, 2011)
Pero si estamos en la situación inversa, en la que poseemos diferentes unidades de un determinado bien y se nos presenta la oportunidad de intercambiarlo por algo que no poseemos, la relación es la opuesta:
En este caso, nuestra utilidad marginal se incrementa a medida que nos vamos desprendiendo de sucesivas unidades del bien, debido a que aumenta la escasez de éste. Nos desprendemos de la primera unidad más fácilmente porque la necesidad que dejamos de satisfacer con ella es de menos relevancia. Pero si seguimos desprendiéndonos de unidades, cada vez tenemos menos y estamos sacrificando las que satisfacen necesidades más imperiosas. (Krause, 2011)
Esto refleja otra importante ley económica, la ley de la oferta, que muestra el mayor sacrificio que debemos realizar para desprendernos de una unidad adicional del bien o servicio, debido a que al hacerlo debemos dejar desatendidas necesidades cada vez más importantes.
De estos principios que explican el valor de las cosas se derivan las fundamentales leyes de la demanda y de la oferta, que interactuando entre sí dan como resultado la determinación del precio.
Resulta clave que el emprendedor comprenda esto, ya que los precios cumplen un papel fundamental en su tarea, tanto los de los productos o servicios que ofrezca como los de los recursos que necesariamente ha de contratar. Todos ellos van a ser determinados por las mismas leyes de la oferta y la demanda que consideramos aquí.
Referencia:
Krause, M. (2011). Economía para emprendedores . Cuidad de México: Punto de lectura .
Las opiniones son personales, realizadas en un ejercicio académico en el marco del programa Enlaces Universitarios Banxico y no necesariamente coinciden con las del Banco de México.
Priscila Terrazas
Enlace Universitario Banxico
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